Cambiando de armonías. Poulenc

Se acaba el lunes y no he tenido un minuto para publicar mi sugerencia semanal de los lunes. Así que como la semana ya está en marcha y esto no hay quién lo pare, hoy, en vez de una pieza de música sugerida propongo un compositor. Hoy quiero que por el blog asome Poulenc. 

En este 2013 que estrenamos se conmemora el 50 aniversario de la muerte de este compositor francés. Francis Poulenc proviene de una familia de ambiente musical y su madre es la que le inicia en el mundo del piano. Llegó a ser un virtuoso pianista pero lo que más le interesaba era la composición. Pertenece al llamado grupo de "los seis". Seis compañeros del Conservatorio de París que toman su nombre de una crítica que hace Henri Collet a un concierto en el que se programaban obras de todos ellos: el propio Poulenc, Durey, Auric, Honegger, Tailleferre y Milhaud. En un origen su estética supuso una reacción contra el impresionismo; apostaban por una música más directa, de una simplicidad depurada, dando importancia de nuevo a las melodías y al contrapunto. Aunque cada integrante del grupo llevó estas ideas a su propio terreno y pronto sus caminos se convirtieron en divergentes.

Poulenc ha pasado varias veces por mi vida y siempre me ha fascinado con sus melodías de una gran belleza realzadas por unas armonías envolventes y a la vez contrastantes con pasajes donde la rítmica  es lo predominante.

Cuando era estudiante, en uno de los primeros cursos de música a los que asistí en Gerona, escuché una pieza que me conmovió. No sabía de qué se trataba y enseguida averigüé  que era el Intermezzo en la bemol de Poulenc. En cuanto pude me hice con la partitura y me ha acompañado en mi repertorio durante mucho tiempo. Siempre que lo toco disfruto redescubriendo las líneas melódicas internas que contiene.

Me encantaría que os paraseis a escucharlo en esta magnífica versión de Rubinstein. Esa parte melódica central me deja sin respiración. Me llega al alma...

Con la Sonata para violoncello y piano me encapriché. Desde el momento que escuché la grabación quise tocarla. Era estudiante y conseguir la partitura en Madrid era muy difícil. Finalmente la encontré y costaba 9000 pesetas!!!! Tuvo que esperar. Tiempo después pude comprarla, pero ya no tenía cellista con quien tocarla. Hace unos años volví a tocar con una estupenda cellista y estuvo en proyecto muchas veces, pero siempre algo se interpuso. Así que ahí sigue esperando mi partitura. Pero me encanta seguir escuchándola.

Quizá me he decantado por la Cavatina del segundo movimiento porque escribo este post por la noche y me apetece una suave melodía. Pero no os dejéis engañar por el principio, es un movimiento intenso. Y desde luego merece muchísimo la pena escuchar la sonata entera. Eso ya, lo dejo en vuestras manos.

Ahora vuelve Poulenc a mi vida. El último concierto de esta temporada de la Orquesta Metropolitana y el Coro Talia, en el que ya sabéis que canto, incluye el Gloria de Poulenc. Una obra de la última etapa del compositor que está formada por seis números. En un principio parece algo difícil de entender, pero es una música que a medida que la vas escuchando más y más veces te contagia con su ritmo frenético en ocasiones y te conmueve por su calmada espiritualidad en otras. Estoy disfrutando desde el primer minuto con esta partitura y espero ir sacándole cada vez más gusto.

Aquí os dejo el segundo número en una interpretación de la BBC Simphony Orchestra and Chorus, bajo la dirección de Sir Andrew Davis.  Puro contraste de intensidades, de rítmicas... Un número divertido y cortito porque este post se alarga más de lo previsto. 

Espero haber despertado vuestra curiosidad para conocer más la obra de este interesante compositor.

CURIOSIDAD Y CONOCIMIENTO VAN SIEMPRE DE LA MANO