miércoles, 16 de enero de 2013

El poder de la Música

El otro día reflexionaba con unos amigos sobre la capacidad, la responsabilidad y el privilegio enorme que tenemos como músicos de influir en la vida de la gente. 

El poder de la música y su enorme influencia es algo que daría para escribir muchísimos post y lo iré haciendo. A lo largo de la historia esa capacidad ha sido usada y estudiada en multitud de ocasiones, tanto para producir beneficios como en otros casos para fines menos éticos. 

Foto: Iria Sánchez-Pita

Pero hoy no quiero meterme en teorías y estudios complicados, sino recapacitar sobre la repercusión que tiene nuestro trabajo como músicos al subirnos a un escenario.

Ser músico es algo maravilloso y un privilegio. Tener la enorme fortuna de trabajar en ello es una suerte porque como decía Confucio:



Pero a la vez pienso que casi siempre lo enfocamos desde un punto de vista egoísta, porque pensamos en las satisfacciones personales que nos produce, aunque todos sabemos que conlleva un enorme sacrificio, mucha constancia, paciencia y enorme cantidad de trabajo, finalmente lo hacemos porque nos hace sentir bien, porque nos permite sentir emociones que son difíciles de alcanzar con otras actividades. 

Cuando termina un concierto es verdad que recibes las felicitaciones de la gente, los aplausos que te llenan, pero al final con lo que te quedas son con tus propias sensaciones, con esa euforia y esa plenitud que hace que todo el duro trabajo anterior haya merecido la pena. 

Foto: Iria Sánchez-Pita

Eso sólo es suficiente. A veces es imposible enterarte de nada más, y eso basta. Pero si pensamos un poco más allá o investigamos un poco, siempre se encuentran historias entre el publico que ha asistido al concierto que nunca hubieras imaginado. Como efecto colateral de nuestro trabajo incidimos en la vida de la gente que ha detenido un instante sus vidas, con todo lo que conlleva eso, para dedicar un rato a dejarse seducir por lo que se muestra en el escenario. Según las ocasiones el impacto es más o menos profundo, pero conocer estas historias te hace quitarte la venda de los ojos y con mucho respeto pensar en la enorme responsabilidad que tenemos al subirnos al escenario. 

El verano pasado me paró una señora por la calle, me dio dos enormes y cariñosos besos y no paraba de decir: "lo tenéis que repetir, lo tenéis que repetir". Yo pensé que me confundía con alguien y amablemente se lo intenté decir, pero no me escuchaba en medio de su efusividad. "Tenéis que repetirlo, fue maravilloso, fue uno de los momentos más bonitos de la Navidad". Me sonaba un poco raro bajo el sol del verano. Poco a poco fui descubriendo que estaba hablando del Concierto de Navidad que habíamos organizado con los profesores de La ISLA. Para ella había sido un momento muy especial y  meses después lo agradecía emocionada. También sé que alguien al que le cuesta muchísimo salir de casa hace poco hizo un esfuerzo por ir a un concierto y...le mereció mucho la pena. Este fin de semana otra persona nos decía: "todavía me viene a la cabeza Oh happy day (que cantamos en el concierto de Noches de Souly cada vez que la recuerdo no puedo evitar sonreír".

Foto: Iria Sánchez-Pita

Habría miles y miles de historias que contar, pero esto me lleva a una reflexión: ¿por qué si es tan evidente el poder de la música para hacer feliz a las personas, hay gente que todavía no se ha enterado? ¿por qué desde las instituciones no se apoya más la cultura que hace ciudadanos más felices? 
Porque estoy convencida de que la música y la cultura generan bienestar emocional, físico, psicológico e incluso económico. Porque después de los conciertos muchos nos vamos a tomar algo y si llenamos los bares, los camareros podrán comprarse zapatos, y el zapatero ir a la peluquería y el peluquero hacer un viaje.... Y en fin,  sé que es una visión muy simplista, pero estoy convencida de que mejorando nuestros micro-mundos podemos contribuir mucho a que mejore el mundo entero.

Y LA MÚSICA ES UN CAMINO ESTUPENDO PARA CONSEGUIRLO

Me encantaría conocer alguna de esas historias que ocurren en los conciertos. ¿Me contáis alguna?




9 comentarios:

  1. Me encanta el post y no puedo estar más de acuerdo con su contenido.
    Aprovechando la preciosa frase de Confucio, aquí te dejo una de Jean Paul Sartre (filósofo francés): "Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace." y creo que ese es el camino que tu has emprendido. ¡Enhorabuena!

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  2. Muchas gracias LIRA por el comentario y por la frase, tienes razón me encanta lo que hago y creo que ese es el mejor camino para encontrar trocitos de felicidad. un beso

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  3. Gracias Isabel. Es cierto. Nunca una verdad se dijo de manera tan bonita. La buena música trasciende y crea ánimos positivos.

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    1. Gracias a ti Anónimo. Mi ánimo es positivo gracias a comentarios como el tuyo.

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  4. El pobrecito hablador17 de enero de 2013, 11:23

    Se podrían decir tantas cosas de la música... Tú has apuntado algunas, quiza las más importantes. Pero hay más. ¿Quién no ha fijado en su memoria los grandes momentos de su vida, los más alegres por lo general, con una canción o una melodías determinadas? La música, la clásica o la popular, está casi siempre presente en los mejores momentos de nuestras existencia: en los nacimientos (como tú proponías el otro día), en las bodas, en casi todas las fiestas en las que participamos... E incluso en los momentos más tristes e intensos, como cuando despedimos a un ser querido.
    Por lo que respecta a los conciertos de música clásica es sorprendente ver a varios cientos de personas concentrados, emocionados, absortos en lo que están escuchando. Y eso que escuchan, a cada uno le inspira un sentimiento diferente, pero casi siempre positivo: de reflexión, de recogimiento, de emoción, de alegría, de melancolía... Pocas cosas en la vida despiertan tal catarata de emociones vitales.
    ¿Qué envidía dais aquellos que teneis en nuestras manos, en vuestra inteligencia y en vuestros esfuerzo el poder de tranportarnos a un mundo mejor!

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    1. Tienes razón, pensar en una sala de concierto llena con gente tan distinta y que en ese instante forman parte de un mismo todo, me emociona.

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  5. El pobrecito hablador17 de enero de 2013, 11:29

    Repito la última frase de mi comentario, en la que se han deslizado algunas incorrecciones de teclado ?:

    ¡Qué envidia dais aquellos que teneis en vuestras manos, en vuestra inteligencia y en vuestro esfuerzo el poder de transportarnos a un mundo mejor¡

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  6. Hey, soy Iria.
    Ya que os veo tan a tope con el blog, me han dado ganas de hacerme uno que no va sobre nada en especial, sino... No sé, iré publicando el caos que llevo dentro ;)

    Un besazo :)

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